martes, 25 de febrero de 2014

Leonardo Boff: Zen y la crisis de la cultura occidental

Vengo insistiendo desde hace tiempo en que por detrás de la crisis actual económico-financiera actual hay una crisis de paradigma civilizatorio. ¿De qué civilización? Se trata obviamente de la civilización occidental, que a partir del siglo XVI fue mundializada por el proyecto de colonización de los nuevos mundos.

Este tipo de civilización se estructura en la voluntad de poder-dominación del sujeto personal y colectivo sobre los otros, los pueblos y la naturaleza. Su arma mayor es una forma de racionalidad, la instrumental-analítica, que compartimenta la realidad para conocerla mejor y así someterla más fácilmente. Después de quinientos años de ejercicio de esta racionalidad, con los innegables beneficios que ha traído y que encontró en la economía política capitalista su más cabal realización, estamos constatando el alto precio que nos ha hecho pagar: el calentamiento global, inducido en gran parte por el industrialismo sin límites, y la amenaza de una catástrofe previsible ecológica y humanitaria. 

Estimo que todos los esfuerzos que se hagan dentro de este paradigma para mejorar la situación serán insuficientes. Serán siempre más de lo mismo. Tenemos que cambiar para no perecer. Es el momento de inspirarnos en otras civilizaciones que ensayaron un modo más benevolente de habitar el planeta. Lo que fue bueno ayer, puede valer también para hoy. 

Tomo como una de las referencias posibles el zenbudismo. Primero, porque ha influenciado todo el Oriente. Nacido en la India, pasó a China y llegó a Japón. Después, porque ha penetrado ampliamente en estratos importantes de Occidente y de todo el mundo. El Zen no es una religión. Es una sabiduría, una manera de relacionarse con todas las cosas de tal forma que se busca siempre la justa medida, la superación de los dualismos y la sintonía con el Todo. 

Lo primero que hace el budismo zen es destronar al ser humano de su pretendida centralidad, especialmente del yo, núcleo básico del individualismo occidental. Él nunca está separado de la naturaleza, es parte del Todo. En seguida, procura una razón más alta que está más allá de la razón convencional. Se niega a tratar la realidad con conceptos y fórmulas. Se concentra con la mayor atención posible en la experiencia directa de la realidad tal como la encuentra. 

«¿Qué es el zen?» preguntó un discípulo al maestro. Y éste respondió: «las cosas cotidianas; cuando tienes hambre, comes, cuando tienes sueño, duermes». «¿Pero no hacen eso mismo todos los seres humanos normales?» -atajó el discípulo. «Sí» ―respondió el maestro― «los seres humanos normales cuando comen piensan en otra cosa, cuando duermen, no pegan ojo porque están llenos de preocupaciones». ¿Qué significa esta respuesta? Significa que debemos ser totalmente uno en el acto de comer y totalmente entregados al acto de dormir. Como ya decía la mística cristiana Santa Teresa: «cuando gallinas, gallinas, cuando ayuno, ayuno». Esta es la actitud zen. Empieza por hacer con la máxima atención las cosas más cotidianas como respirar, andar y limpiar un plato. Entonces ya no hay dualidad: estás todo tú en todo lo que haces. Por eso, obedece a la lógica secreta de la realidad sin la pretensión de interferir en ella. Acogerla con el máximo de atención nos hace integrados porque no nos distraemos con representaciones y palabras. 

Esta actitud le ha faltado al Occidente globalizado. Estamos siempre imponiendo nuestra lógica a la lógica de las cosas. Queremos dominar. Y llega un momento en que ellas se rebelan, como estamos constatando actualmente. Si queremos que la naturaleza nos sea útil, debemos obedecerla. 

No dejaremos de producir y de hacer ciencia, pero lo haremos con la máxima conciencia y en sintonía con el ritmo de la naturaleza. Orientales, occidentales, cristianos y budistas pueden usar el zen de la misma forma que peces grandes y pequeños pueden morar en el mismo océano. Es otra forma de vivir que puede enriquecer nuestra cultura en crisis.

El secreto de Sócrates

Cuando hable con alguien no empiece discutiendo las cosas en las que hay divergencias entre los dos. Empiece destacando - y siga destacando - las cosas en las que están de acuerdo. Siga acentuando - si es posible - que los dos tiendan al mismo fin y que la única diferencia es de método y no de propósito.

Haga que la otra persona diga: "Sí, sí", desde el principio. Evite, si es posible, que diga "NO".

Un NO como respuesta es un obstáculo sumamente difícil de vencer.

Cuando una persona ha dicho NO, todo el orgullo que hay en su personalidad exige que sea consecuente consigo mismo... Tal vez comprenda más tarde que ese NO fue un error, pero de todos modos tiene que tener en cuenta su precioso orgullo. Una vez dicha una cosa, tiene que atenerse a ella. Por lo tanto, es de primordial importancia que lancemos a una persona en la dirección afirmativa.

El orador hábil obtiene desde el principio una serie de "SÍ", como respuesta. Con ello ha puesto en movimiento en la dirección afirmativa, los procesos psicológicos de quienes lo escuchen. Es como el movimiento de una bola de billar. Impúlsela en una dirección, y se necesita cierta fuerza para desvirtuarla; mucho más para enviarla de vuelta en la dirección opuesta.

Son muy claros aquí los patrones psicológicos. Cuando una persona dice NO y en realidad quiere decir eso, ha hecho mucho más que pronunciar una palabra de dos letras. Todo su organismo- glandular, nervioso, muscular - se aúna en un estado de rechazo. Suele haber en un grado diminuto pero a veces perceptible, una especie de retirada física o de prontitud para la retirada. Todo el sistema neuromuscular, en suma, se pone en guardia contra la aceptación.

Por el contrario, cuando una persona dice "SÍ", no se registra ninguna de estas actividades de retirada. El organismo está en una actitud de movimiento positivo, aceptable, abierto. Por ende, cuantos más "SÍ" podamos incluir desde un comienzo, tanto más probable es que logremos captar la atención del interlocutor para nuestra proposición final.

Es una técnica muy sencilla esta respuesta afirmativa ¡ y cuan descuidada! A menudo parece que la gente lograra un sentimiento de importancia mediante el antagonismo inicial en una conversación.

El extremista comienza una charla con un conservador, e inmediatamente le pone furioso. en rigor de verdad, ¿qué beneficios obtiene con ello? Si lo hace sencillamente para obtener algún placer particular, se le puede perdonar. Pero si espera conseguir algo, tan solo demuestra que es psicológicamente estúpido.

Si hacemos que un estudiante, o un cliente, o un hijo, o un esposo, o una esposa, diga NO en un comienzo, necesitaremos la sabiduría y la paciencia de los ángeles para transformar esa erizada negativa en una afirmativa.

Se necesitan años de tiempo y miles de dólares en negocios perdidos antes de aprender que discutir no da beneficios, que es mucho más provechoso e interesante mirar las cosas desde el punto de vista del interlocutor, y hacerle decir "SÍ, SÍ" desde el principio.

Sócrates, era un hombre brillante a pesar de que andaba descalzo y de haberse casado con una niña de 19 años cuando él tenía cuarenta y ya estaba calvo. Hizo algo que sólo un puñado de hombres han podido lograr en toda la historia: cambió radicalmente todo el curso del pensamiento humano, y ahora, veintitrés siglos después de su muerte, se le honra como a uno de los hombres más hábiles para persuadir a los demás.

¿Su método? ¿Decía a los demás que se equivocaban? Oh, no. Era demasiado sagaz para eso. Toda su técnica, llamada ahora "método Socrático", se basaba en obtener una respuesta de "SÍ; SÍ". Hacia preguntas con las cuales tenía que convenir su interlocutor. Seguía ganando una afirmación tras otra, hasta que tenía una cantidad de "seis" a su favor. Seguía preguntando, hasta que por fin, casi sin darse cuenta, su adversario se veía llegando a una conclusión que pocos minutos antes habría rechazado enérgicamente.

Los chinos tienen un proverbio lleno de la vieja sabiduría oriental: "quien pisa con suavidad, va lejos".

Estos chinos, tan cultos, han pasado cinco mil años estudiando la naturaleza humana, y han empleado en ello mucha perspicacia: "Quien pisa con suavidad, va lejos".

TODOS SOMOS UNO

Cuando los hombre y mujeres de toda creencia
 lleguen a comprenden que comparten
 un legado espiritual común
 como hijos de un mismo Padre
 sea el nombre que su tradición  escoja llamarle
 comenzará una nueva era de fraternidad y paz  

LA SABIDURÍA DEL SILENCIO.

                     Toda transformación es en silencio.
                        El abrirse de la flor,
                       el germinar del retoño,
                          el nacimiento de una mariposa...,
                                                
Aprende a ser como el universo, escuchando y reflejando la energía sin emociones densas y sin prejuicios. Porque siendo como un espejo sin emociones aprendemos a hablar de otra manera. Con el poder mental tranquilo y en silencio, sin darle oportunidad de imponerse con sus opiniones personales y evitando que tenga reacciones emocionales excesivas, simplemente permite una comunicación sincera y fluida. No te des mucha importancia, y sé humilde, pues cuanto más te muestras superior, inteligente y prepotente, más te vuelves prisionero de tu propia imagen y vives en un mundo de tensión e ilusiones. 

Sé discreto, preserva tu vida íntima, de esta manera te liberas de la opinión de los otros y llevarás una vida tranquila volviéndote invisible, misterioso, indefinible, insondable como el Tao. No compitas con los demás, vuélvete como la tierra que nos nutre, que nos da lo que necesitamos. Ayuda a los otros a percibir sus cualidades, a percibir sus virtudes, a brillar. El espíritu competitivo hace que crezca el ego y crea conflictos inevitablemente. 
Ten confianza en ti mismo, preserva tu paz interna evitando entrar en la provocación y en las trampas de los otros. No te comprometas fácilmente. Si actúas de manera precipitada sin tomar conciencia profunda de la situación, te vas a crear complicaciones La gente no tiene confianza en aquellos que muy fácilmente dicen "sí", porque saben que ese famoso "sí" no es sólido y le falta valor. 

Toma un momento de silencio interno para considerar todo lo que se presenta y toma tu decisión después. Así desarrollarás la confianza en ti mismo y la sabiduría. Si realmente hay algo que no sabes, o no tienes la respuesta a la pregunta que te han hecho, acéptalo. El hecho de no saber es muy incómodo para el ego porque le gusta saber todo, siempre tener razón y siempre dar su opinión muy personal. En realidad el ego no sabe nada, simplemente hace creer que sabe. Evita el hecho de juzgar y de criticar, el Tao es imparcial y sin juicios, no critica a la gente, tiene una compasión infinita y no conoce la dualidad. Cada vez que juzgas a alguien lo único que haces es expresar tu opinión muy personal y es una pérdida de energía, es puro ruido. Juzgar es una manera de esconder sus propias debilidades.

El sabio tolera todo y no dirá ni una palabra. Recuerda que todo lo que te molesta de los otros es una proyección de todo lo que todavía no has resulto de ti mismo Deja que cada quien resuelva sus propios problemas y concentra tu energía en tu propia vida. 

Tao Te Ching

LA MUERTE: UN AMANECER

LA MUERTE NO ES EL FINAL (San Agustín de Hipona a su madre)

No llores si me amas...

¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo!
¡Si pudieras oir el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos!

¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes,
los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso!

¡Si por un instante pudieras contemplar, como yo,
la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!

¡Cómo! ¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras
y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?

Créeme; cuando la muerte venga a romper las ligaduras,
como ha roto las que a mí me encadenaban,
y cuando un día, que Dios ha fijado y conoce,
tu alma venga a este Cielo en que te ha precedido la mía,
ese día volverás a ver a aquel que te amaba y que siempre te ama,
y encontrarás tu corazón con todas sus ternuras purificadas.

Volverás a verme, pero transfigurado,
extático y feliz, no ya esperando la muerte,
sino avanzando contigo,
que me llevarás de la mano por los senderos nuevos de la luz y de la vida,
bebiendo con embriaguez a los pies de Dios
un néctar del cual nadie se saciará jamás.

Enjuga tu llanto y no llores si me amas...

Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
La muerte no es nada.
No he hecho nada más que pasar al otro lado.
Yo sigo siendo yo.
Tú sigues siendo tú.

Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
Dame el nombre que siempre me diste.
Háblame como siempre me hablaste.
No emplees un tono distinto.
No adoptes una expresión solemne, ni triste,
sigue riendo de lo que nos hacia reír juntos.

Reza, sonríe, piensa en mí, reza conmigo.
Que mi nombre se pronuncie en casa como siempre lo fue,
sin énfasis alguno, sin huella alguna de sombra.
La vida es lo que siempre fue: el hilo no se ha cortado,
¿Por qué habría de estar yo fuera de tus pensamientos?
¿sólo porque estoy fuera de tu vista?
No estoy lejos... tan solo a la vuelta del camino.

Lo ves, todo está bien…
Volverás a encontrar mi corazón, volverás a encontrar su ternura acendrada.

Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas.

Con todo mi cariño, con toda tu alegría

S Agustín.


El trigo, ese ¿veneno cotidiano?

ENGORDA MUCHO Y AUMENTA LOS NIVELES DE AZÚCAR EN SANGRE
Hace unos años, el prestigioso cardiólogo norteamericano William Davis comenzó a sospechar de los perjuicios para la salud que provocaba el consumo de trigo y sus derivados. Entonces, comenzó a recomendar a aquellos pacientes que no notaban mejorías tras someterse a sus respectivos tratamientos farmacológicos, que suprimiesen este alimento de sus dietas. Los resultados obtenidos sorprendieron al propio Davis: “El 70% de los pacientes experimentaron unos beneficios que ni yo mismo me imaginaba, más allá de una considerable pérdida de peso. En tan solo tres meses sus niveles de azúcar en sangre se redujeron notablemente, incluyendo muchos casos de diabéticos o prediabéticos que dejaron de serlo. Asimismo resultó que aliviaron otras de sus dolencias, como la artritis, la soriasis, la sinusitis crónica o la irritación intestinal”, asegura el cardiólogo.
Tras analizar con sus colegas las historias clínicas de los cientos de pacientes sometidos a este simple tratamiento dietético, Davis publicó un polémico ensayo, titulado Wheat Belly: Lose the Wheat, Lose the Weight, and Find your Path Back to Health  (Rodale), en el que apoya sus conclusiones con una serie de estudios sobre los negativos efectos del trigo genéticamente modificado, en la salud de los humanos. La publicación ha levando una fuerte expectación entre el público, teniendo en cuenta de que se trata de un ensayo científico, y solo dos semanas después de su salida a la venta Wheat Belly se coló en la lista los libros más vendidos que elabora el diario New York Times.
Las rotundas tesis de Davis, en las que se relata mediante casos particulares los perniciosos efectos para la salud del consumo “del trigo moderno”, han obligado a los lobistas de la industria alimentaria a mover ficha. La Grain Food Fundation ha lanzado una campaña para desacreditar los argumentos del cardiólogo norteamericano, mientras que este les ha devuelto la pelota retándolos a un debate televisivo, aunque todavía no ha obtenido ninguna respuesta al respecto.
El cardiólogo norteamericano William Davis, autor del polémico ensayo ‘Wheat Belly’.“Para estar sano hay que comer sano
En Wheat Belly Davis establece una relación directa entre el aumento del número de diabéticos y el consumo de cereales sometidos a modificaciones genéticas: “Dos rebanadas de pan integral aumentan más los niveles de azúcar en sangre que dos pasteles debido al alto índice glucémico del trigo que se cultiva hoy en día. De este modo, estamos desarrollando una peligrosa resistencia a la insulina y, por ende, la diabetes está adquiriendo características de pandemia”. Según los cálculos de la OMS y otros organismos oficiales, en las próximas décadas el número de diabéticos rozará los 350 millones de personas en todo el mundo.
Una de las mayores satisfacciones de las que hace gala Davis desde la implantación de este tratamiento estrella en su consulta de cardiología es que “los únicos ataques al corazón que veo ahora los sufren pacientes nuevos que no conocían la dieta”.
Así, asegura que todas las personas con problemas cardíacos a las que trata “han dejado de sufrir ataques”, después de eliminar el trigo de sus dietas, limitar el consumo de carbohidratos, aumentar la ingesta de vitamina D y compaginar con suplementos de yodo.
El extenso recorrido de Davis por las historias clínicas de sus pacientes intenta demostrar que no hay mal que se resista a su tratamiento. “Sobre todo, las patologías modernas más en boga, como la diabetes o el colesterol”, añade. Una cura milagrosa para casi todo tipo de enfermedades que hace desconfiar a buena parte de la comunidad médica.
Sus reacciones han sido de recelo al señalar la falta de evidencias científicas en el libro. Unas acusaciones a las que Davis ha respondido exponiendo su propio caso. “Mis niveles de colesterol en sangre antes de dejar de consumir trigo eran bajos (27 mg/dl), los triglicéridos eran muy altos (350 mg/dl), los niveles de azúcar en sangre rozaban la franja de la diabetes (161 mg/dl) y mi presión arterial era también alta. Todo esto, unido a mi sobrepeso, con una gran acumulación de grasa alrededor de la cintura. Sin embargo, cuando dejé de comer trigo experimenté una rápida reducción de peso, los valores de colesterol se elevaron a 63 mg/dl, los triglicéridos se redujeron a 50 mg/dl, el azúcar en sangre se estabilizó en 84 mg/dl y la presión arterial se situó en una franja normal. Todo ello sin tomar ni un solo fármaco. En otras palabras, todo cambió para bien”.
“El agronegocio arruina nuestra salud”
La cruzada en solitario de Davis contra este alimento hace hincapié en que “el auge de patologías comunes anteriormente estabilizadas se debe al consumo de trigo”, al que se refiere a lo largo de su libro como el “veneno perfecto”. Para el cardiólogo, el valor nutricional de los cereales siempre estuvo sobredimensionado, pero fue a raíz de los avances genéticos iniciados en la década de los 60 cuando “se convirtieron en perjudiciales para la salud”. Según defiende este, ahora contienen una nueva proteína llamada gliadina que actúa como un opiáceo. Esta estimularía el apetito, dice, hasta el punto de que “nos hace consumir una media diaria de 440 calorías, por lo que si sumas esta cantidad a los 365 días que tiene un año, el sobrepeso será inevitable”.
Pese a sus convicciones, el cardiólogo se muestra pesimista sobre la posibilidad de establecer algún tipo de limitación a la producción industrial del grano. “Económicamente no sería factible porque el trigo tradicional produce menos kilos por hectárea que el transgénico”. Sin embargo, apela a la concienciación de los consumidores para reducir su consumo. Para animar a dar este paso, Davis sugiere comer “alimentos de verdad”, como frutas, carnes, pescados y verduras. Es decir, “los menos susceptibles a sufrir modificaciones genéticas para engordar el agronegocio”, pues dice que el 90% del trigo ya es transgénico y que en pocos años supondrá el 100% de las cosechas.
“Los diabéticos que eliminaron el maíz de su dieta superaron la enfermedad en tan solo tres meses”
En Wheat Belly, el médico no deja títere con cabeza al criticar también las lógicas que mueven a los nutricionistas y a los defensores de los alimentos ecológicos. “Todo lo que se propone es reemplazar la comida basura por otra menos mala. Esto es como si fumo cigarrillos sin filtro y me paso a otros que sí los tengan porque se consume menos nicotina. Un error porque no dejamos de hacer daño a nuestra salud, simplemente aminoramos parcialmente sus efectos. Lo que yo propongo es modificar radicalmente los hábitos alimenticios dejando de comer este tipo de productos y ya veremos cómo en un corto periodo de tiempo nuestra salud experimenta un beneficioso cambio”.
El Confidencial /  Sott.net

EL ARTE DE NO ENFERMAR.


Si no quieres enfermar...
Habla de tus sentimientos.

Emociones y sentimientos que son escondidos, reprimidos, terminan en enfermedades como: gastritis, úlcera, dolores lumbares, dolor en la columna.
Con el tiempo, la represión de los sentimientos degenera hasta el cáncer.
Entonces, vamos a sincerar, confidenciar, compartir nuestra intimidad, nuestros “secretos”, ¡nuestros errores!...
El diálogo, el hablar, la palabra, ¡es un poderoso remedio y una excelente terapia!

Si no quieres enfermar...
Toma decisiones.

La persona indecisa permanece en duda, en la ansiedad, en la angustia. La indecisión acumula problemas, preocupaciones, agresiones.
La historia humana es hecha de decisiones.
Para decidir es preciso saber renunciar, saber perder ventajas y valores para ganar otros.
Las personas indecisas son víctimas de dolencias nerviosas, gástricas y problemas de la piel.

Si no quieres enfermar...
Busca soluciones.

Personas negativas no consiguen soluciones y aumentan los problemas.
Prefieren la lamentación, la murmuración, el pesimismo. Mejor es encender un fósforo que lamentar la oscuridad.
Una abeja es pequeña, pero produce lo más dulce que existe.
Somos lo que pensamos. El pensamiento negativo genera energía negativa que se transforma en enfermedad.

 Si no quieres enfermar...
No vivas de apariencias.

Quien esconde la realidad: finge, hace poses, quiere siempre dar la impresión de estar bien, quiere mostrarse perfecto, bonachón, etc., está acumulando toneladas de peso...
Es una estatua de bronce con pies de barro.
Nada peor para la salud que vivir de apariencias y fachadas. Son personas con mucho barniz y poca raíz.
Su destino es la farmacia, el hospital, el dolor.

Si no quieres enfermar...
Acéptate.

El rechazo de sí mismo, la ausencia de autoestima, hace que nos volvamos ajenos de nosotros mismos.
Ser uno mismo es el núcleo de una vida saludable.
Quienes no se aceptan a sí mismos, son envidiosos, celosos, imitadores, destructivos.
Aceptarse, aceptar ser aceptado, aceptar las críticas, es sabiduría, buen sentido y terapia.

Si no quieres enfermar...
Confía.

Quien no confía, no se comunica, no se abre, no se relaciona, no crea relaciones estables y profundas, no sabe hacer amistades verdaderas.
Sin confianza, no hay relaciones humanas.
La desconfianza es falta de fe en sí, en los otros y en Dios.

Si no te quieres enfermar...
No vivas siempre triste.

El buen humor, la risa, el reposo, la alegría, recuperan la salud y traen larga vida.
La persona alegre tiene el don de alegrar el ambiente donde vive.
“El buen humor nos salva de las manos del doctor”.
La alegría es salud y terapia.

Sé feliz, sonríe, ama y disfruta de la naturaleza, del sol, de la lluvia, del viento, de la luz de las estrellas y de la luna; en una palabra, vive...

Dr. Dráuzio Varella